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Mascarillas, auténticos concentrados de belleza

Mascarillas, auténticos concentrados de belleza

Hay algunos cosméticos que tienen un efecto más de tratamiento de choque o reparación que otros y eso es debido a que son más concentrados. Sería el caso de mascarillas y sérums, pero las primeras son incluso más potentes ya que han de demostrar su eficacia en unos pocos minutos.

(Colaboración de Meritxell Martí, bloguera de belleza y salud. Farmacéutica. @farmaciameritxell, publicada en el número 447 de la revista Ventas de Perfumería y Cosmética)

Hay mascarillas para cara, pelo, cuerpo o para zonas específicas como el contorno de los ojos, manos, pies… Como se trata de tratamientos de corta duración (actúan diferente a las cremas que se ponen durante todo el día o la noche), necesitan que la concentración sea más alta pero no solo eso, si no que los excipientes o los vehículos que los acompañen ayuden a que tengan la máxima eficacia posible. Generalmente, sus excipientes son más oclusivos y con ello se consigue que cubran a la perfección toda la zona a tratar. Antes de usar cualquiera mascarilla debemos tener en cuenta que es un producto concentrado, por lo que en casos de piel sensible o alérgica, siempre aconsejo antes hacer test en una zona no visible de la piel. Si hablamos de mascarillas específicas para la piel, tanto de la cara como del cuerpo, las podemos dividir en:

Mascarillas de tratamiento antiaging

Con ellas se busca el rejuvenecimiento de la piel, tanto a nivel antiarrugas para disminuir las líneas finas, mejorar la elasticidad de la piel o que tenga antioxidantes o captadores de radicales libres. Son quizás las mascarillas más caras ya que incorporan los componentes más altos de precio.

Podemos añadir dentro de este grupo las mascarillas exfoliantes (las que tienen contenido en AHA o BHA y retinol) ya que estas mascarillas van a ayudar a mejorar las arrugas y a afinar el poro.

El efecto reparador lo vamos a conseguir con ingredientes como el factor de crecimiento epidérmico, enzimas, antioxidantes, captadores de radicales libres…

Los componentes más novedosos también formarán parte de este tipo de mascarillas, como podrían ser los nuevos péptidos o minerales como el oro o la plata, el caviar, la perla e incluso extractos naturales de aceites.

Las solemos indicar para las pieles más maduras o para aquellas más dañadas como las foto-envejecidas o de personas fumadoras, que tienen más cantidad de radicales libres. Se suelen aplicar una o dos veces por semana. Siempre después de la limpieza de la piel.

El tiempo de aplicación depende del tipo de mascarilla, de la sensibilidad de la piel, del tipo de ingredientes que lleve… Aunque en general, si no contienen activos ácidos, se suelen dejar más tiempo de lo habitual, más de 20 minutos. Incluso, en algunas, no hay necesidad de aclarar la piel posteriormente, solo retirar el exceso con un algodón o un pañuelo, e incluso masajear el exceso hasta la completa penetración del mismo.

Sin embargo, si contienen algún tipo de despigmentante o exfoliante, se deben seguir escrupulosamente las instrucciones del laboratorio que las elabora, que son los que tienen todos los estudios sobre las mismas, y nunca dejarlas más tiempo del indicado. Como son mascarillas elaboradas para reparar la piel es preferible usarlas por la noche. Cubrir toda la parte a tratar de forma completa.

Las mascarillas pueden ser en forma de crema o gel denso, pero también es muy habitual las mascarillas tipo velo en las que los ingredientes van impregnados en una capa de microcelulosa. 

 

Mascarillas de efecto flash

Son productos de efecto inmediato y momentáneo. Se utilizan para dar luminosidad a la piel, tersura, aportar sensación de relajación o eliminar las marcas de cansancio.

Dentro de este grupo estarían las mascarillas oxigenantes o las mascarillas que estimulan la micro-circulación sanguínea para vigorizar la piel.

Entre los activos más habituales está el ginkgo biloba, la cafeína, el ginseng, la vitamina C, hexapéptidos como el argireline, peróxidos oxigenantes…

Pueden ser mascarillas para toda la cara, pero también para tratar zonas específicas como el contorno de los ojos.

Se aconseja usarlas de día, ya que ese efecto flash es el que se pretende durante unas horas, antes de una ocasión especial o un evento puntual. Se deberían aplicar unas horas antes para el que el efecto que se espera sea el deseado. Suelen requerir un menor tiempo de aplicación, no más de 10 minutos, ya que al vigorizar la piel un exposición más larga podría irritar la piel y producir rojeces.

Es posible que alguno de los componentes o vehículos tengan un efecto film, eso dará la sensación de piel fina y más tensa.

Las podemos encontrar en forma de mascarillas de microcelulosa o en emulsiones, generalmente en formato unidosis.

 

Mascarillas de limpieza

Este tipo de mascarillas van a variar mucho dependiendo del tipo de piel. Suelen ser más adecuadas en pieles grasas o en aquellas que se suelen ensuciar más debido a que el usuario es fumador o que está más expuesto a la polución.

Su frecuencia recomendada de uso también dependerá del tipo de piel. Así, las pieles grasas pueden usarlas dos o tres veces a la semana. Este tipo de piel tiene el poro más dilatado debido a que la glándula sebácea es más activa y segrega más sebo, lo que a su vez atrae la suciedad de alrededor. Si a todo ello le añadimos las células muertas y la queratina, entenderemos porqué se ensucia la piel más fácilmente. Las mascarillas de limpieza para piel grasa han de ser astringentes para eliminar y desincrustar los poros. Son imprescindibles en piel grasa, acnéica o con tendencia a la aparición de algún granito. Pueden llevar ingredientes que además de absorber este exceso de sebo contenga antiinflamatorios naturales y calmantes.

Para una piel seca, que tiene el poro más cerrado y no se ensucia tanto, puede ser suficiente una frecuencia de uso de una vez a la semana o cada 15 días. Este tipo de piel no necesita mascarillas tan absorbentes, al contrario, se busca que además de eliminar la suciedad, hidraten la piel.

La mayoría de mascarillas de limpieza suelen llevar arcillas de diferentes tipos, extractos de fangos de algas, minerales, e incluso carbón activo.

Las mascarillas despigmentantes también las podríamos englobar en este grupo de limpiadoras, sin embargo si van a ser un tratamiento único, es importante que su uso sea regular.

Los ingredientes de estas mascarillas, suelen ser exfoliantes con un Ph ligeramente ácido y por ello no se deben aplicar mucho tiempo, máximo 20 minutos, pero siempre siguiendo una rutina.

Entre los ingredientes podemos encontrar el ácido kójico, la regaliz, Aha, retinol, niacina, ácido azelaico… 

Las mascarillas de limpieza las aplicaremos siempre siguiendo las instrucciones del laboratorio fabricante ya que algunas pueden irritar la piel, según cómo sea ésta. Por ejemplo, una piel más grasa y más gruesa va a ser mucho más resistente, por lo que se puede aplicar durante más tiempo que la misma mascarilla en una piel seca y más fina y sensible.

 

Mascarillas hidratantes y nutritivas

Estas mascarillas son apaisantes, emolientes y van a ayudar a nutrir o hidratar la piel.

No solo son las faciales o las corporales sino también las ideales para el pelo, las manos, los pies, las uñas… cuando necesitan una especial reparación. Cuando la piel esta más hidratada, sobre todo la piel seca, se ve más tersa y lisa.

Este tipo de mascarillas contienen aceites naturales, extractos vegetales como el tilo o el azuleno y liposomas de diferentes componentes, ceramidas de trigo o de arroz, ácido hialurónico, colágeno, coenzima Q10…

Este tipo de mascarillas se aconsejan por la noche para que la piel al día siguiente esté mucho más elástica e hidratada. Se pueden mantener bastante tiempo, y si la piel es seca no es necesario retirarlas totalmente, se pueden hacer penetrar masajeando.

Una de las mejores maneras de usar estas mascarillas es aplicar de modo que mejore la oclusividad. Para ello aconsejo aplicar la mascarilla y encima poner una toalla caliente, lo que ayudará a mejorar la absorción de los nutrientes y además al ser un gesto relajante, ayuda a que su acción sea mucho más efectiva.

 

Formas de aplicación

Si las mascarillas son en crema lo ideal es limpiar primero la piel con el producto escogido, tonificar y posteriormente con un pincel cubrir toda la zona.

Cuando tenemos la mascarilla aplicada lo ideal es relajarse, sobre todo cuando es en la cara. Ponerse en modo reposo sin gesticular demasiado. Las de tipo velo o celulosa se aplican y una buena opción es mantenerse tumbado, para asegurarnos que no se pierde el producto y no se mueve la mascarilla.

Si hablamos de mascarillas capilares, se pueden aplicar directamente en la ducha. Primero hay que lavarse el pelo, retirar el exceso de agua y después aplicar la mascarilla. Siempre aconsejo poner una toalla caliente durante un rato, unos 10 a 15 minutos, y posteriormente aclarar abundantemente el pelo. Para evitar que el cabello se apelmace lo más aconsejado es que el agua no sea muy caliente ya que si no retiraremos los lípidos que hemos aportado.

Otra manera de usar las mascarillas capilares es hacerlo antes de lavarse el cabello, por ejemplo la noche anterior y a la mañana siguiente lavarse el cabello.

 

 

 

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