El agua micelar está de moda. A la consumidora le gusta por su simplicidad pero incluso los profesionales de la salud como médicos y farmacéuticos la recomiendan para pieles sensibles, en determinados tratamientos dermatológicos o para la limpieza, en función de cada tipo de piel y sus necesidades. Y es que el agua micelar, aunque es un producto relativamente nuevo, se ha convertido en un imprescindible de la rutina de higiene diaria. En este artículo me centraré en explicar qué son las aguas micelares y cómo se usan.
Qué es un agua micelar
Como su nombre indica, el agua micelar es un agua con micelas. Se trata de un líquido transparente con componentes que ayudan a captar la suciedad de la piel. Estos componentes se denominan micelas, tensioactivos formados por dos polos opuestos: uno hidrófilo, que capta las sustancias solubles al agua, y otro lipófilo, que atrae la grasa de la piel. Cuando se aplica el agua micelar sobre la piel con un algodón, la parte hidrófila de la micela es absorbida por el algodón y la parte lipófila (la suciedad de la piel) queda en la superficie. Esta suciedad pueden ser toxinas, maquillaje, restos de polución, residuos grasos, sudor, etc.
Para qué sirve
Es el primer paso de limpieza facial y puede sustituir al resto de productos de limpieza. Al arrastrar los restos de maquillaje y suciedad puede sustituir al jabón, la leche y al tónico de limpieza. De hecho, en pieles sensibles el agua micelar puede usarse como producto único. El motivo es que sus componentes, los tensioactivos, son suaves, por lo que no irrita o reseca la piel como podría hacerlo un jabón. Hay que tener en cuenta que el agua micelar es un producto limpiador y no un tónico. Al consumidor debe quedarle claro que el agua micelar, al contener agentes limpiadores, debe usarse como primer paso de limpieza, no como el último, como sería el caso de una loción tónica.
Sus principales componentes
El agua micelar contiene agua, tensioactivos no iónicos y glicerina, aunque su composición va a depender de cada formulador y de a quién va dirigida. Las aguas micelares suelen ser purificadas y algo mineralizadas. Generalmente tienen un pH muy ligeramente básico (entre 7,35 y 7,45). En función del tipo de piel, llevan unos u otros componentes para mejorar la limpieza, calmar la piel, absorber el exceso de grasa o ayudar a la hidratación. En pieles grasas pueden llevar extractos glicólicos de romero, lavanda o espliego; en pieles secas, aceites como el de almendras dulces o argán; y para pieles sensibles, extractos acuosos de rosas, hamamelis o azuleno, por ejemplo.
A cada piel, la más adecuada
El agua micelar es un producto que ya está presente en todas las líneas de cosmética presentes en los diferentes canales (selectivos, gran consumo, parafarmacia...). Eso sí, aunque todas las marcas tienen su propia agua micelar, son distintas. Unas llevan más glicerina, otras menos, unas son más olorosas que otras o sus componentes difieren completamente. Es importante conocer los componentes de un agua micelar, porque de ellos depende la función del producto y su eficacia y, por tanto, la indicación para uno u otro tipo de piel.
Piel grasa: en mi opinión, el agua micelar para una piel grasa no es en absoluto suficiente como producto único, sobre todo para la higiene que se realiza por la noche. Por ello, aconsejo a las pieles grasas usarla como primer producto para eliminar el maquillaje e, inmediatamente después, usar una espuma o jabón de limpieza que elimine correctamente y de manera más profunda la suciedad de la piel. Hay que tener en cuenta que la piel grasa se ensucia más fácilmente que otro tipo de pieles, ya que los lípidos que segrega durante el día actúan como fijadores de la suciedad ambiental. Las pieles grasas necesitan eliminar células muertas de forma profunda, ya que si no la piel no se ve limpia y luminosa, el poro se dilata y es más probable que aparezcan pequeños granitos y comedones. Por la mañana, después de haber realizado una higiene profunda la noche anterior, sobre todo si se ha exfoliado, puede aconsejarse como producto único, sobre todo en pieles irritadas por los tratamientos antiacné. También si no se ha sudado por la noche o el ambiente no es demasiado caliente y húmedo. Fuera de estos supuestos prefiero aconsejar, igual que por la noche, un producto posterior de limpieza que se aclare con agua como complemento al agua micelar.
Piel seca: las pieles secas deberían limpiarse con aguas micelares específicas que contengan un mínimo de lípidos. Hay que tener en cuenta que este tipo de piel tiene el poro más cerrado y que, por tanto, se ensucia menos. El agua micelar puede usarse en estas pieles como producto único, realizando una doble limpieza, es decir, dos veces seguidas. Aunque la piel seca o muy seca no tolera demasiado el agua, podemos usar, una o dos veces a la semana, un producto lipídico que se aclare con agua y, sobre todo, no olvidarse de la exfoliación de la piel. Para que esta se vea luminosa y renovada hay que exfoliarla, al menos, dos veces por semana. En pieles maduras emplearla como producto único por la mañana es perfecto. De hecho, considero que actualmente es el producto ideal para este tipo de piel.
Piel sensible y piel con rosácea: de entrada, parece lógico que el agua micelar sea el producto más delicado para limpiar la piel, y también el que menos va a irritarla. Esto es así siempre que no sea alérgica o intolerante a los tensioactivos. En el caso de la piel con rosácea, puede irritarla, por lo que lo mejor es emplear un agua específica para este tipo de piel. Si la piel con rosácea tiene también acné, el agua micelar es perfecta como primer producto, ya que, además, necesitará un limpiador que aclare con agua para ayudar a desinfectar las lesiones y dejar la piel limpia. A continuación, será imprescindible aplicar el producto de tratamiento recomendado por el especialista. Para estas pieles me gusta aconsejar productos como el agua de vanea o mineral micronizada en spray como tónico, sin dejar secar al aire (se debe secar con una toalla suave taponándola) para eliminar los residuos. Si la piel sensible es debido a tratamientos médicos como la isotretinoina, también aconsejo retirar el agua micelar con un tónico o agua micronizada para evitar que la irrite cualquiera de los componentes que lleve.
Piel de los bebés: el agua micelar es una de las mejores opciones para las pieles infantiles, sobre todo cuando existe atopia, para limpiar cara y cuerpo. Cuando el culito del bebé está muy irritado se puede usar, pero es preferible el agua y el jabón sin detergentes para arrastrar mejor los restos de suciedad y evitar la proliferación de bacterias. Es muy importante secar muy bien la piel del bebé después, independientemente de la opción de limpieza que se haya utilizado.
Correcta utilización
La eficacia del agua micelar dependerá de cómo se use. Así, no debe utilizarse con un pañuelo de papel, sino con un algodón (preferiblemente orgánico y puro). Recordemos que el algodón es hidrofílico, así la parte lipófila de las micelas va a quedar en el exterior y al pasarlo por la piel va a captar la parte grasa de la suciedad. Al usar un pañuelo de papel se pierde gran parte del producto, que se absorberá en él y no limpiará de la misma manera. Una alternativa, si no se dispone de algodón, es usar una toalla suave.
Para eliminar maquillaje: para usarlo adecuadamente debemos poner unas gotas en el algodón y pasarlo por la piel. Si la persona se había maquillado será el primer gesto para eliminar restos de los cosméticos. Mi consejo es empezar siempre por los ojos, de dentro hacia afuera realizando círculos para conseguir una emulsión y lograr eliminar toda la suciedad. Si los cosméticos utilizados son waterproof o resistentes al agua, es aconsejable utilizar un producto algo más oleoso, como un aceite, ya que el agua micelar, a no ser que sea específica, no lo va a eliminar. Si la persona lleva mucho maquillaje en el rostro, mi consejo es cambiar de algodón para limpiar el resto de la cara. Es decir, uno para los ojos y otro para el resto de la cara. Una vez se ha pasado el segundo algodón por el rostro podrá observarse la suciedad que ha quedado en el algodón. No es necesario aclarar la cara y tampoco imprescindible usar un tónico, –aunque personalmente yo lo hago para acabar la limpieza en profundidad, refrescar la piel y porque siento cierta debilidad por los tónicos–. aAntes de un retoque: el agua micelar es excelente para realizar una limpieza antes de un retoque del maquillaje en algún momento del día.
Finalmente, me gustaría recordar que después de realizar una limpieza facial, ya sea con agua micelar únicamente o combinada con el tónico, puede aplicarse directamente el producto de tratamiento, un sérum y/o la crema que se esté utilizando. Si se va a usar una mascarilla, conviene hacerlo después de la limpieza y antes del tónico. Igualmente, si se va a exfoliar la piel hay que hacerlo después de la limpieza y antes del tónico y los productos de tratamiento.