Romano Ricci lleva ya diez años en el sector y ha trabajado en casi todas las etapas del proceso creativo de un producto: creación, diseño de packaging, promoción, etc. Ahora, Romano Ricci vive una gran aventura con la marca que creó hace cuatro años: Juliette has a gun, compuesta por fragancias para mujeres con carácter. Desde esa primera aparición en Colette (París), en 2006, ha recibido pedidos desde todas partes del mundo. Actualmente, 46 países distribuyen la marca, a través de una red muy selectiva; sólo busca los mejores puntos de venta y los mejores clientes.
¿Por qué decidió crear Juliette has a gun?
Mi abuelo me enseñó los fundamentos de la perfumería, pero igualmente como transgredirlos. La perfumería es un arte, y como todos los artes tiene sus códigos propios. Mi rol en tanto que creador ha sido transgredirlos, respetando un punto de partida. La marca se encuentra en efecto entre dos mundos, sin pertenecer a ninguno. Perdida entre el romanticismo y el deseo de independencia, hacía falta ofrecer a la mujer moderna un universo chic e inesperado que nunca se había abordado antes en perfumería, y que nos distingue de una perfumería todavía relativamente tímida.
¿Cómo define sus perfumes?
Cuando creo un perfume, no tengo una mujer concreta en la cabeza, pero sí algunos retratos ficticios. Fruto de mis ideas, de una mezcla de mis encuentros, de mis recuerdos, de las mujeres, sencillamente. Sólo hay un nexo entre ellas: tienen, es verdad, mucho carácter, como los perfumes que les propongo.
¿Continuará colaborando con Francis Kurkdjian en el futuro?
Trabajé con Francis Kurkdjian para mis dos primeras fragancias, Lady Vengeance y Miss Charming. He aprendido mucho de esta colaboración y hoy compongo mis fragancias por mí mismo. Mis tres últimos lanzamientos (Citizen Queen, Midnight Oud y Calamity J.) no han sido creados con él. De momento no tenemos ningún proyecto en común, pero quién sabe… Le quiero mucho y estaría encantado de volver a trabajar con él.
¿En qué países están actualmente sus fragancias?
Hoy se pueden encontrar las fragancias de Juliette has a Gun en 46 países a través de una distribución muy selectiva: en toda Europa, (Francia, Alemania, España, Portugal, Italia, Inglaterra, Bélgica, Países Bajos, Hungría, Ucrania...), Estados Unidos, Canadá, Paraguay, Oriente Medio, Asia (Filipinas, Indonesia, Malasia, Singapur, Hong Kong, Tokio...) y Australia.
¿Qué le llevó a venir a España?
España es un país muy importante para nosotros.
De entrada porque las mujeres tienen carácter y buscan perfumes únicos a imagen de su personalidad. Además, aquí hay numerosas tiendas conceptuales que representan lo esencial de nuestra red de distribución.
¿Cómo ve el mundo de la perfumería?
Veo el mundo de la perfumería un poquito demasiado prudente… Con Juliette has a gun he querido justamente romper los códigos para ofrecer a las mujeres una atención muy particular, la de crear un perfume a imagen de su carácter. Probar a identificar diferentes facetas de una Juliette seductora y encerrarlas en una botella: su pistola, su perfume, su arma de seducción.
¿Cree que exiten demasiados perfumes comerciales? En fragancias, ¿puede ser negativo ser “trendy”?
Para mí, hay muchos tipos de perfumería y cada una tiene su modo de distribución adecuada. Desde hace decenios, el perfume ha devenido en un lujo accesible y la demanda es gigantesca. Bien entendida, muchas marcas se lanzan al perfume comercial que agrada a todo el mundo, más fácil de promover y de vender. Estas marcas siguen las tendencias dictadas, lanzan novedades sin parar y no apuestan forzosamente por la calidad…
Algunos clientes, decepcionados por estos perfumes comerciales, buscan hoy afirmar su diferencia, adherirse a un concepto más personal, de ahí este entusiasmo por las marcas nicho. Nosotros, las marcas nicho, somos libres, no buscamos en absoluto seguir las tendencias, pero sí adelantarlas, o incluso oponernos a ellas.
¿Debería potenciarse la “cultura” del perfume, “educar” para saber apreciar mejor las fragancias de calidad?
La perfumería es un arte, corresponde a cada uno sumergirse en la historia de este arte, en el conocimiento o reconocimiento de sus ingredientes si así se desea, pero no creo que haga falta ser un experto en enología para apreciar un buen vino.
¿Qué hay de cierto sobre su posible introducción en el mundo de la moda?
Estamos estudiando el proyecto, y me siento muy tentado, es verdad. Ahora hay algunos imperativos de rentabilidad en los que debemos profundizar, pero sería genial, ¿no? VPC
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