“Esta especie pertenece al género Reseda de la familia Resedáceas, próxima a las crucíferas –que incluye plantas como la col, la mostaza y el rábano– y crece sobre sustratos calizos en formaciones de matorral cercanas a la costa”, explica a SINC Santiago Martín Bravo, coautor del estudio e investigador del área de Botánica de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (UPO).
Según Pedro Jiménez Mejías, el otro coautor del estudio e investigador también de la UPO, “la importancia de este hallazgo radica en que Reseda minoica es el ancestro materno de una especie cultivada de origen híbrido, Reseda odorata, utilizada desde la época romana por la fragancia de sus flores y cuya esencia se empleó antiguamente en la industria cosmética. La localización de una de las piezas de su origen (la especie madre), da información de los mecanismos evolutivos que producen especies que luego son útiles para el hombre”.
Los científicos consideran que es una planta “por el momento rara”, que podría merecer protección para que no desapareciera.