La multinacional de cosméticos japonesa Shiseido acaba de inaugurar en la Gran Vía de Madrid la primera tela publicitaria que elimina los compuestos nocivos que producen coches, fábricas y resto de elementos contaminantes de la ciudad y que, por primera vez, se instala en nuestro país.
La lona cuenta con una dimensión de 1.000 metros cuadrados y mejora significativamente la calidad del aire a través de su efecto descontaminante.
La pancarta purifica el ambiente gracias a la aplicación de un material sobre su superficie: el dióxido de titanio. Este producto, que ya está siendo empleado por la NASA, genera fotocatálisis, un proceso muy similar a la fotosíntesis que realizan de forma natural las plantas, ya que descompone el CO2 (principal gas causante del calentamiento global) en sus distintas moléculas. Esto se realiza en cuanto dicho gas entra en contacto con el dióxido de titanio en presencia de luz, aire y humedad.
Así, esta tela logra un efecto en el medio ambiente similar al que generan 1.000 árboles al año, eliminando hasta en un 85% los gases del efecto invernadero como el metano y NOx y mejorando la condición del entorno. Además, la vida útil del dióxido de titanio es de cinco años, lo cual es una gran mejora frente a otro tipo de tecnologías precedentes cuya duración era mucho menor.
Este sistema será pionero en Europa, tras haberse implantado con éxito en América (Nueva York) y Asia (Japón).
Shiseido, empresa comprometida con el medioambiente
El grupo japonés de cosméticos Shiseido está especialmente comprometido en su Responsabilidad Social Corporativa con el medioambiente. La empresa ya fue bautizada hace 143 años como “SHI-SEI-DO” (???), tres kanjis extraídos del poema clásico de la literatura china “I Chin” y cuya traducción resume la filosofía con la que nació la firma: “Alaba las virtudes de la Tierra, que nutre nueva vida y aporta nuevos valores”.
Dentro de su política de cuidado y respeto al medioambiente, el Grupo Shiseido promueve iniciativas para mitigar el cambio climático a través de dos vías principalmente: la reducción de respuestas medioambientales relacionadas con el ciclo de vida de los productos (siguiendo la política de las 3 “R”: reducir, reusar y reciclar) y la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera, así como de otros gases invernadero.