Randstad, empresa de recursos humanos , ha llevado a cabo un estudio sobre la contratación femenina con motivo de la conmemoración el próximo miércoles 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer. Para ello, ha comparado, entre otras, las cifras proporcionadas por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) de los últimos doce meses.
Randstad destaca que el empleo femenino arrancó el año 2023 con el peor volumen de contratos de los últimos doce meses, 545.154 firmas, y registrando desde septiembre una caída ininterrumpida del 30,2%. La comparativa con respecto a hace un año, cuando se contabilizaron 713.290 contratos, también es negativa, con un descenso del 23,4%.
En estos últimos doce meses, el indicador ha variado considerablemente, registrado dos caídas pronunciadas, en abril (con 663.140 contratos), y tras contabilizar los máximos de la serie estudiada en junio (813.865), descender bruscamente en agosto (581.159). Desde septiembre, cuando se firmaron 782.328 contratos por parte de las trabajadoras, el volumen de firmas encadenó cuatro meses seguidos de caídas hasta los 546.154 contratos del pasado enero.
Según Valentín Bote, director de Randstad Research, la desaceleración económica de los últimos ocho meses, junto a los efectos de la reforma total y la escasez de talento están provocando que el volumen de contratos firmados por mujeres se haya reducido considerablemente en la recta final de 2022. Es recomendable que las profesionales mejoren su empleabilidad durante toda su vida laboral para aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado.
En lo que se refiere a tipología de contrato, Randstad releva que, a pesar de la caída de la contratación, el volumen de indefinidos ha crecido considerablemente. En concreto, los contratos indefinidos firmados por las mujeres se han duplicado en un año, pasando de los 104.921 de enero de 2022 a los 216.305 actuales. De hecho, la contratación indefinida entre las trabajadoras suponía hace doce meses un 14,7% y actualmente, un 39,6%, una tendencia habitual en todos los segmentos debido a la entrada en vigor de la reforma laboral.
Cuatro de cada diez contratos se firman en hostelería, comercio y sanidad
En lo que a sectores se refiere, Randstad destaca que la hostelería (78.495), el comercio (72.482) y el sector sanitario (71.258) han sido los sectores en los que mayores volúmenes de firmas por parte de las trabajadoras se registraron durante el pasado enero, suponiendo su suma el 40% de todos los contratos que firmaron las mujeres. Otras actividades con volúmenes considerables fueron los de actividades administrativas y auxiliares (58.245), el sector primario (54.497) e industrias manufactureras (44.368).
Con respecto a hace un año, las empleadas domésticas (8,6%) y las actividades recreativas fueron los únicos sectores en los que la contratación de mujeres creció. Las caídas más moderadas tuvieron lugar en construcción (-3,9%), información y comunicación (-7,3%), y suministro energético y eléctrico (-8,1%). Por otro lado, los descensos más acusados se registraron en logística (-48,4%), industrias manufactureras (-37,9%) y actividades administrativas y auxiliares (-29,5%).
Randstad también ha tenido en cuenta la edad de las mujeres trabajadoras que han firmado contratos durante el pasado enero. El 51,3% de las firmantes fueron profesionales de entre 25 y 45 años, seguidas por más mayores de 45 (29,7%) y las menores de 25 (19%).
Las islas, Catalunya y Madrid, registran las caídas más moderadas
En cuanto a variaciones con respecto al mismo mes de enero de 2022, Randstad constata que todas las comunidades han registrado caídas en sus volúmenes de contratación por parte de mujeres. Canarias (-1,6%) Baleares (-11,1%), Catalunya (-17,1%) y la Comunidad de Madrid (-17,2%) son las autonomías que menos vieron caer sus contratos a trabajadoras en comparación con hace doce meses. Con caídas menos moderadas, pero aún por detrás de la media nacional (-23,4%), se encuentran Navarra (-21%) y Euskadi (-21,2%).
La mejora de la empleabilidad, clave para el empleo femenino
Randstad recomienda la mejora de la empleabilidad para que las mujeres no dejen de optar a oportunidades profesionales durante toda su vida laboral. Las necesidades del mercado laboral evolucionan de manera muy ágil, por lo que las profesionales no deben dejar se seguir formándose en las habilidades que demandan las compañías, como son, actualmente, todas aquellas relacionadas con la tecnología.
Pero los empleadores no solo demandan determinadas competencias, sino también las denominadas habilidades soft skills, como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la comprensión lectora, la comunicación interpersonal, la empatía o la creatividad. Habilidades fundamentales para el mundo digital en el que nos encontramos.