La Generalitat de Cataluña permite la reapertura de los centros de estética, masajes y servicios sanitarios con cita previa, a decisión del comité técnico del Plan de Emergencias de Protección Civil de Catalunya (Prosicat) tras evaluar su funcionamiento y constatar que estos operan bajo estrictas medidas de seguridad.
Desde la reapertura oficial, el pasado mes de mayo, los centros de estética se han movilizado para acondicionar sus espacios imponiendo las máximas medidas higiénico-sanitarias. Durante la primera fase de la pandemia, Stanpa, junto a los principales actores del sector, elaboró un protocolo de seguridad - Guía de Buenas Prácticas* – que fue reconocido por las autoridades sanitarias y, por su rigor, ha sido empleado incluso en otros países de la UE. Gracias a su eficaz aplicación, hasta la fecha no consta la incidencia de contagios en entornos vinculados a los Centros de Estética Profesional. Es, por tanto, un servicio enteramente seguro.
La pasada semana, el sector representado por los centros de estética profesional y la industria cosmética puso en marcha una actuación sin precedentes para poner de manifiesto el firme compromiso con la seguridad de los centros de estética, trabajadores y clientes y defender y reivindicar su futuro. Con el lema #PorSeguirCuidandoTuPiel el sector lanzó una campaña, con el apoyo de Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética), con el objetivo de transmitir el compromiso con la seguridad de todo el sector.
El impacto del cierre de los centros de estética de Cataluña decretado con anterioridad pone en riesgo el futuro económico de muchos de estos establecimientos y de sus trabajadores, autónomos propietarios y gestores de los centros – en su mayoría mujeres - así como a los fabricantes que facilitan los productos que allí se emplean al prestarse sus servicios. En Catalunya existen algo más de 3.000 centros de estética profesional que emplean a unas 10.000 personas. Según las estimaciones realizadas por Stanpa, las pérdidas del sector en Catalunya se elevan a unos 10 millones de euros por cada semana de cierre, además del dramático efecto sobre el empleo.
La seguridad, como prioridad sectorial y compromiso profesional
El sector de los centros de estética profesional e industria cosmética cuenta con un gran arraigo a la cultura de la desinfección, y está muy habituado a prestar un servicio personalizado y a la a la utilización de productos desechables, bajo la regla 111: una cabina, un cliente y un profesional. A pesar de contar con este bagaje, cada uno de los negocios ha realizado una inversión extra con la responsabilidad de extremar toda precaución y cumplir con todas las medidas de seguridad, por lo que es muy difícil la infección.
La seguridad de estos servicios ha sido sobradamente revisada y demostrada. De hecho, los datos hablan por sí solos, ya que no existen notificaciones de que se haya producido ningún brote o infección por Covid-19 en este ámbito de servicios.
El sector de la estética, como las peluquerías, cumple un servicio esencial porque cubre las necesidades básicas de higiene, salud y repercuten en el bienestar de la población, un aspecto especialmente clave en estos momentos tan complicados en los que es necesario elevar el ánimo y reforzar la identidad de las personas. Los centros de estética ayudan a que las personas se sientan más satisfechas con su propia imagen y las ayudará a mantenerse socialmente activas.