Después de cuatro años de intenso trabajo se anuncia el proceso de culminación de NEWCOTIANA, un ambicioso proyecto europeo de investigación científica que tiene como objetivo modificar la composición y por tanto el uso que hacemos de las plantas de tabaco. Estas plantas continúan produciendo nicotina, pero se han modificado genéticamente para que, además, generen factores de crecimiento, que son sustancias de alto valor añadido utilizadas en la fabricación de productos médicos, farmacéuticos o cosméticos. Una revolución en el campo de la ingeniería genética para transformar el uso que hacemos actualmente de la planta del tabaco y ofrecer alternativas a los agricultores que las cultivan y, especialmente, aprovechar sus componentes para mejorar la vida de las personas.
Los laboratorios dermocosméticos españoles SESDERMA, fundados en Valencia por el Dr. Gabriel Serrano, participan en este proyecto junto a otras 18 universidades, centros de investigación y empresas de siete países europeos.
Sesderma contribuye de manera muy importante a este proyecto de investigación, ya que estos laboratorios dermatológicos se han encargado durante los cuatro años que ha durado el estudio de aplicar todo su conocimiento y experiencia en nanotecnología para explorar la posible utilización de la planta Nicotiana benthamiana para que cree unos factores de crecimiento que se podrían utilizar como componentes de los productos que fabrican en su centro de Puçol, en Valencia, y que se distribuyen en más de 50 países de todo el mundo.
Según destaca el Dr. Gabriel Serrano, líder de las aportaciones que se han desarrollado en el departamento de I+D+I de Sesderma, “estos factores de crecimiento que se pueden encontrar en la planta del tabaco son extraordinariamente beneficiosos en cosmética, ya que estimulan la síntesis de colágeno y elastina de la piel. Se utilizan en la lucha contra el envejecimiento y ayudan en la cicatrización de heridas y en el crecimiento del cabello, entre otros”. En el horizonte está criar nuevas variedades de Nicotiana benthamiana que funcionarán eficientemente y de forma segura como biofábricas, es decir que estas plantas se utilizarán como bases de producción para que la agricultura molecular pueda cosechar sustancias medicinales de alto valor. Lo realmente trascendental es que el cultivo de estas plantas ya no tendrá como finalidad acabar en una cajetilla de tabaco, sino que, gracias a estos avances, el uso de la Nicotiana benthamiana ha sido reciclado y encuentra otra finalidad como generadora de salud. El objetivo último es aprovechar este estudio para elaborar productos formulados con factores de crecimiento de última generación.
Productores de tabaco, a favor de la agricultura molecular aplicada a la salud
Paralelamente, a lo largo de estos cuatro años, se ha contado con la participación de entidades interesadas en Italia y España y se ha entrevistado a 24 productores de tabaco, técnicos, investigadores y responsables de las políticas en estos dos países para conocer sus opiniones sobre la agricultura molecular y las nuevas técnicas de fitomejoramiento. Estas dos nuevas biotecnologías se utilizan para producir moléculas en las plantas de tabaco y fabricar medicamentos y cosméticos. Las personas entrevistadas en ambos países indicaron los desafíos a los que se enfrentan: los costes han aumentado, pero los precios pagados a los productores, no; la calidad y disponibilidad de la mano de obra; el cambio climático; y la estricta regulación de los productos para el control de plagas.
Según los informes previos, la mayoría de los productores de tabaco consultados dijeron que estaban a favor de la idea de la agricultura molecular, y explicaron que estas nuevas biotecnologías podrían ayudar a reducir algunos de sus problemas. Por ejemplo, dijeron que la agricultura molecular podría mejorar los ingresos agrícolas y reducir la necesidad de algunos tipos de mano de obra. Dado que la agricultura molecular se puede utilizar en medicina, también consideraron que podría reducir el estigma creado en torno a la producción de tabaco. Además, consideraron aceptable la utilización de nuevas técnicas de fitomejoramiento (las cuales actualmente se consideran «modificación genética» según la legislación de la Unión Europea), principalmente porque la agricultura molecular tiene una finalidad positiva y saludable, y no es un cultivo alimentario.