YVES SAINT LAURENT BEAUTÉ se enorgullece de presentar dos nuevas incorporaciones a su armario Le Vestiaire, inspiradas en el singular don de Yves Saint Laurent para convertir prendas originalmente de carácter funcional en verdaderos iconos de moda: CAPELINE, un acorde de lirio y vainilla basado en los sombreros de ala ancha del diseñador, y JUMPSUIT, una magnolia enérgica que brota de una prenda que Yves Saint Laurent transformó de funcional en icónica.
CAPELINE: ACORDE DE LIRIO Y VAINILLA
Su nombre en francés forma el anagrama de las iniciales de Yves Saint Laurent. YSL. LYS. Por algo el lirio heráldico era el emblema del diseñador. Incluso en su ausencia, todas sus casas estaban llenas de ramitos de lirios de Casablanca. Para el diseñador, más que algo visual y olfativo, las flores eran una referencia a los cuadros antiguos, en los que el arcángel Gabriel ofrecía lirios a la Virgen, además de un tributo al vertiginoso poder narcótico de su aroma.
Juliette Karagueuzoglou escogió esta, la más embriagadora de las flores, para expresar la elegancia sensual de CAPELINE. Dado que la esencia de los lirios no se puede extraer, la joven perfumista se inspiró en sus recuerdos de veranos junto al mar para crear un acorde de lirio de arena sofisticado y sensual.
Tan doradas como el polen de la flor, las jugosas esencias de mandarina y bergamota desprenden su luz solar en las primeras notas embriagadoras de la fragancia. Luego, como el misterioso y espectacular capeline, el lirio revela su naturaleza dual. Resaltado por un chispeante azahar, el frescor de sus pétalos sedosos sale a la luz mediante una pizca de brisa marina salada y un soplo de almizcles blancos. Pero, mientras rozas su corola de un blanco inmaculado, descubres que esta belleza majestuosa esconde una corriente más profunda, la de la sensualidad oculta de la elegancia parisina…
Para dar más cuerpo a las facetas carnales del acorde de lirio, el dulce absoluto de azahar se mezcla con el ylangylang, una exótica flor del Océano Índico cuyas facetas solares y especiadas apuntan al dulzor de la vainilla… En CAPELINE, el aroma de esta preciada vaina negra es el otro gran protagonista.
JUMPSUIT: COLORIDA Y EMPODERADORA
En 1968, el funcional mono de los pilotos de carreras y paracaidistas –de ahí su nombre, «traje de saltar»– dio un paso gigante al ascender al nivel del gran lujo. Atrevido, impactante e inesperadamente elegante, el primer mono corto de noche de Yves Saint-Laurent, elaborado en punto de seda negro, fue aclamado por la prensa especializada como una nueva y audaz declaración de la moda.
Al año siguiente, el diseñador desarrolló un modelo de punto de seda con lentejuelas en negro y marrón. Esbelto y sexy de día en forma de mono de pierna ancha y cuello alto lucido por su musa Betty Catroux en 1969, elegante como blusa y pantalón de una pieza en crepé estampado (1970) o en gabardina marfil (1975), la reinterpretación del mono entró con naturalidad en los armarios femeninos para convertirse en un elemento más del vocabulario Yves Saint Laurent y en una de las piezas más icónicas de su era.
Es el aroma de la primavera, cuando sus enormes flores en forma de tulipa florecen en los árboles. Alegre, cautivadora, tan luminosa como la luz de la mañana, el embriagador aroma de la magnolia expresa todo su encanto irresistible en manos del maestro perfumista Carlos Benaïm como un tributo olfativo al desenfadado JUMPSUIT.
Fresca como el amanecer, la bergamota es la nota de salida de la fragancia. Esencia vibrante, ácida, cítrica y con un toque de pimienta, su nota floral se complementa a la perfección con la frescura incisiva y verde del petitgrain, la esencia destilada de las hojas y brotes del naranjo amargo.
Tras esta chispeante introducción, la estrella de la fragancia, la magnolia, hace su aparición. Con sus facetas complejas aunque diáfanas, la preciada esencia es casi un perfume en sí misma. Carlos Benaïm extrae toda su luminosidad para magnificar cada una de sus facetas. La bergamota adquiere su luminosidad cítrica. Un acorde etéreo de pétalos de peonía resalta su frescor rosáceo. Un estimulante absoluto de jazmín deliciosamente afrutado, grandiflorum, resalta su estela floral blanca embriagadora…