Lanzada hace un año, la colección Les Nécessaires à Parfum Cartier se ha ampliado con un motivo geométrico que recuerda infinitamente a la forma del famoso estuche rojo de la Maison. Inextricablemente vinculada a su historia creativa, la geometría constituye un poderoso sello del estilo Cartier que se manifiesta mediante unas formas y unos motivos diseñados a partir de los efectos de la simetría y la asimetría. Un enfoque gráfico que pone al estuche rojo en perspectiva.
Les Nécessaires à Parfum Cartier presentan un nuevo diseño para llevar en el bolsillo o en el bolso: unos frascos de cristal sencillos, originales y modernos, hechos para albergar todas las fragancias de la Maison, gracias a un imán dentro del estuche, en formatos recargables de 30 ml. El mecanismo magnético ha sido especialmente desarrollado para facilitar el fluir de la fragancia. Estos artículos ultrafinos y elegantes son perfectos para introducirlos en un bolsillo y llevarlos siempre contigo.
El último Nécessaire à Parfum se presenta cincelado con un motivo lacado en rojo. Se requieren más de siete pasos para crear esta pieza: desde el grabado calcográfico en el metal hasta el rellenado con laca, todo se acaba a mano, color a color, cavidad a cavidad, antes de que, finalmente, la pieza se pula con absoluta precisión.
Les Nécessaires à Parfum Cartier están diseñados para durar, con múltiples recargas para elegir entre un extenso patrimonio olfativo que actualmente incluye 27 fragancias: La Panthère, Déclaration, Baiser Volé, Pasha, Rivières, Oud & Santal, L’Heure Diaphane, Pur Magnolia. Todas ellas se han creado con el afán de seguir destacándolas a lo largo de los años, sobre todo teniendo en cuenta el potencial de Les Heures de Parfum, así como el de otras fragancias que han marcado la historia de Cartier.
Posibilidades infinitas que te permiten cambiar de perfume en cualquier momento, de un día para otro, en función de tus deseos.
Un regalo para ti o para los demás que se puede personalizar con un grabado y cuyo estuche también se puede estampar en caliente.
La nueva generación de Les Nécessaires à Parfum se inspira en los neceseres Cartier de principios del siglo XX. Grabados, esmaltados y lacados, estos objetos perfectamente proporcionados son la máxima expresión del arte de vivir. Sacados de una época en la que imperaban la atención a los detalles y los gestos ultrafemeninos, todo en ellos transmite sofisticación: salir, maquillarse y retocarse.
Testimonio de la creatividad de Cartier entre 1920 y 1930, el Nécessaire implica la estrecha colaboración de muchos oficios: diseñadores, fabricantes de estuches, artesanos de la marquetería, talladores, lapidarios, engastadores, grabadores, a veces joyeros e incluso otros conocimientos ancestrales, asiáticos u orientales, que se toman prestados del mundo del arte. Todo comienza con la laca.
El esmalte desempeña un papel igual de importante en la fabricación de Les Nécessaires. Pasó a formar parte del repertorio de savoir-faire de la Maison en los albores del siglo XX. Cartier creó su propia paleta de colores: los tonos más discretos —rosa, malva y gris— complementan a los tonos más vibrantes —azul real, verde cardo o verde imperial—.
La gran superficie del Nécessaire lo convierte en el elemento de base perfecto para la ornamentación. Con formas contrastadas, motivos de todo el mundo y un gran abanico de colores, Les Nécessaires captan la esencia del movimiento art déco. Desde las tradicionales influencias extranjeras hasta la geometría moderna, pasando por el arte islámico y las inspiraciones asiáticas, Cartier ha adaptado motivos próximos y lejanos, del pasado y del presente, para aprovechar su poder abstracto y dar rienda suelta a la fuerza gráfica del diseño.
Más tarde, Cartier exploró todas las posibilidades que ofrecía la orfebrería, incluido el guilloché. El oro le saca el máximo partido a la luz; cuando se graba, se cincela o se le aplican godrons, juega con los efectos de la vibración y, cuando se pule meticulosamente, este metal precioso difunde su resplandor solar. La Maison llegó a combinar diferentes tonos, como el oro amarillo y el oro rosa, especialmente en los años 60.