El jardín Gaultier, antes sereno, se transforma en una jungla psicodélica, impregnada de una tensión sulfurosa que despierta los sentidos.
Ya no es un Edén, sino un laberinto embriagante donde los cuerpos se rozan, los perfumes se entrelazan y los impulsos se encienden.
Las flores mismas se convierten en sensuales y símbolos de la tentación.
Embriagados por esta alquimia, Le Beau y La Belle se entregan.
LOS FRASCOS y LAS LATAS
En el corazón de esta densa jungla, la Belle avanza en cada gesto cautivando a Le Beau. Una flor deslumbrante, brillante y cautivadora adorna su busto. En eco a su encanto, el torso azul-verde profundo de Le Beau exhala un deseo embriagador, sublimado por ese adorno de placeres que florece en su hombro.
Los dos estuches iridiscentes se visten con flores sobrenaturales, congeladas en este instante suspendido.
LOS JUGOS y LOS PERFUMISTAS
Desde las primeras notas, La Belle se despliega alrededor de un albaricoque jugoso, realzando la exuberancia de la vainilla, enriquecida con pachulí. Las flores de magnolia y jazmín luego revelan una voluptuosidad floral ámbar.
Le Beau se abre con un kumquat decadente y un limón vibrante, seguido de un toque de hoja de violeta absoluta. Un corazón de cashmeran y haba tonka envuelve con un velo de seducción enigmática.
Un dúo surrealista para descubrir en esta edición limitada firmada por los perfumistas Quentin Bisch, Natalie Cetto y Amélie Jacquin, donde las flores solo florecerán una vez, frutos de una imaginación efímera.
LA CAMPAÑA
Para esta edición limitada, Jean Paul Gaultier colabora con Florence Tétier, directora creativa de la Maison de 2021 a 2024, y fundadora de Tétier Bijoux. Ella imagina el diseño floral del frasco, así como la campaña visual a través de la cual busca capturar la esencia misma de la fragancia: la fusión entre la sensualidad del ser humano y la naturaleza con el arte de la perfumería.