Los españoles gastamos en la cesta de la compra un total de 105.000 millones de euros en 2022, un 9,1% más, debido al alza de precio promedio del 9,9%, provocado por la inflación sin precedentes en las últimas décadas, según se recoge en el informe “Tendencias del Consumidor 2022” elaborado por NielsenIQ y que recoge los datos reales de venta en todos los canales (hipermercados, supermercados, tiendas tradicionales, especialistas y estaciones de servicio) de España.
Pese a la inflación, la demanda permanece casi estable y así se registra una ligera disminución del volumen total del -0,7%, motivado por la resistencia de los productos envasados, que a pesar de tener un incremento en el precio del 10%, lograron permanecer planos en el volumen (-0,1%).
De esta forma, el comportamiento de la alimentación envasada, así como de las bebidas, los productos refrigerados y congelados y la perfumería compensaron la caída de los productos frescos, que se mantuvieron en negativo todo el año, con una caída del 2,5% en la demanda y un aumento del precio del 10,3% a cierre de 2022. Entre los frescos, pescadería y frutas y verduras son los que concentran mayores descensos en la demanda: con caídas del -9,1% para el pescado, del -5,5% para la fruta y del -3% para la verdura.
Aunque veníamos ya de dos años anómalos por la pandemia, el 2022 ha sido convulso e inédito para el gran consumo, que arrastraba ya las tensiones producidas a finales de 2021 con la subida de costes y dificultades en la cadena de suministro y que la irrupción del conflicto bélico en Ucrania ha agravado enormemente, llevándonos a una inflación global nunca vista.
Cambios en los hábitos de compra
Sin duda esta situación ha tenido un impacto muy relevante en el gran consumo, llevando a que la conciencia de precio sea muy elevada: 7 de cada 10 compradores son sensibles al precio: un 23% declara conocer el precio de la mayoría de los productos que compran y, un 48% afirma que conoce los precios de la mayoría de los artículos y que se da cuenta cuando cambian.
Es por ello por lo que los consumidores han cambiado su comportamiento y así entre las medidas para ahorrar se sitúa el cambio de marcas y la compra de la marca de la distribución, incrementar la frecuencia de visitas, adquirir los productos más baratos de la cesta habitual, dejar de llevar algunos productos, decantarse por las promociones y optar por varias enseñas y canales.
En este sentido, la marca de distribuidor sigue avanzando en 2022 y tiene un peso en la cesta de la compra del 46% (hablando de supermercados e hipermercados), lo que representa un crecimiento porcentual por encima de los dos dígitos, el 16% respecto a 2021. Algo que no es exclusivo de nuestro país ya que se ha convertido en una realidad en toda Europa, lo mismo que la frecuencia de compra que en España se ha incrementado un 6%, o la reducción de artículos por visita en un -5,5%.
En lo que se refiere a operadores, Mercadona consolida su liderazgo ganando 0,5 puntos de cuota de mercado en 2022, seguido por Carrefour con 0,4 puntos más mientras que Lidl continúa en la tercera posición. Por otra parte, los supermercados regionales alcanzan una cuota del 15,6%.
Hay tres canales que siguen recuperando el terreno perdido con la pandemia y así perfumerías eleva sus ventas en valor en un 14,6% respecto a 2021, cash and carry lo hace en un 18,5%, mientras que hostelería alcanza un 28,3% de incremento, motivado sin duda por los buenos datos registrados en el turismo tras el fin total de las restricciones sanitarias.
En cuanto al 2023, Patricia Daimiel, directora general de NielsenIQ para el Sur de Europa, ha señalado que “el consumidor se sigue moviendo en un terreno de máxima incertidumbre y tanto la seguridad financiera como la laboral, serán sus prioridades en este año. Estamos convencidos de que el mercado de Gran Consumo seguirá mostrando su fortaleza habitual y otras partidas de gasto serán las que puedan sufrir en mayor medida los efectos de esta crisis.
Lo que no puede estar en duda es el extraordinario dinamismo de la industria de Gran Consumo; el ritmo de apertura de nuevos establecimientos, la densidad de puntos de venta y el elevado número de operadores, son la mejor garantía de la fortaleza y competitividad de este sector.”