Esta temporada de celebraciones, Gaultier atraviesa los velos de terciopelo y se adentran en el vibrante corazón del museo Gaultier, donde las obras del Renacimiento no son meras imágenes, sino que cobran vida, hechizadas por sus legendarias fragancias.
¿Qué sería El Nacimiento de Venus si se alzara, no como una musa tranquila, sino como una diosa audaz, conquistadora de los cielos?
¿Y si La Gran Odalisca, en su belleza distante, te desafiara con su mirada ardiente, un espejo de deseo y rebeldía?
¿Qué pasaría si Las Tres Gracias de la Primavera no fueran meras sombras de gracia, sino fuerzas sensuales y provocadoras, levantando el alma como un mar en tempestad?
Liberadas de sus marcos, ellas reescriben las leyes del arte con la audacia de las olas y las tormentas. En medio de este tumulto, un dúo radiante surge, ella, Classique—intemporal, viviente, una obra de arte envuelta en su corset cónico, la Venus moderna de los tiempos. Él, Le Male, un San Sebastián transfigurado, fuerza y fragilidad entrelazadas, vestido con su marinière y su kilt.
Este año, celebran las fiestas à la Gaultier— rompiendo las reglas y redefiniendo el arte.