El estrés sostenido en el tiempo puede enfermarnos. En cambio, si se da de forma puntual como sucede en las campañas de rebajas de verano o en Navidad o Reyes no tiene que ser siempre perjudicial.
Según un estudio de Kantar Millward Brown, las campañas pueden ser estresantes tanto para los que van a comprar como para los que venden. En estas fechas, las empresas de comercio se preparan para recibir a un mayor número de visitantes, ya sea de forma física o en línea, y sus trabajadores viven jornadas intensivas de trabajo, en las que tienen que atender a menudo a clientes impacientes y nerviosos en busca de las mejores ofertas. En un principio, el estrés derivado de una campaña puntual no tiene que afectar a nuestra salud, incluso puede resultar estimulante puesto que nos activa. Cuando acabe la campaña podremos recuperarnos y volver al ritmo habitual de trabajo. El problema surge cuando esta situación de tensión se convierte en permanente, se hace crónica.