Elena del Valle Baranda, Autora del libro La Vendedora de Perfumes y Formadora de Perfumería
“Fougère” en francés significa helecho. Esta familia olfativa refleja los olores que sentiríamos si paseásemos por un bosque verde y húmedo: el aroma de esos lugares donde los helechos crecen de forma natural.
Decimos que es una familia olfativa de “fantasía” ya que si nos acercásemos a alguno de esos helechos nos daríamos cuenta de que prácticamente no tiene olor. Así que recrear el olor de esos espacios es una interpretación que hace el perfumista, un “trampantojo olfativo” que nos provoca la sensación de estar delante de ese helecho rodeados de vegetación boscosa.
La primera fragancia que abre este abanico olfativo es “Fougère Royale” creada en 1882 por el perfumista francés Jean-François Houbigant, creador de la marca. Al componerlo se sintió tan orgulloso de su obra que exclamó que “si Dios hubiese dado olor al helecho, el resultado sería su perfume”. Todavía hoy podemos encontrarlo a la venta en perfumerías.
En general, una fragancia fougère está formada por un acorde de helecho como elemento central, acompañado de lavanda, madera, musgo de encina, cumarinas (como el haba tonka o la canela), vetiver, geranio, gálbano, ládano y/o notas de bergamota.
Su aroma se define como húmedo, verde, aromático y refrescante.
Originalmente esta tendencia olfativa impregnaba artículos de higiene y tocador (piensa, por ejemplo, en los icónicos productos Heno de Pravia) y muy del gusto masculino. En épocas más recientes esta familia olfativa se ha enriquecido con diferentes notas y acordes, abriéndose a públicos diferentes.
Dentro de esta familia Fougère podemos encontrar algunas subfamilias según los ingredientes adicionales de acompañamiento:
- La primera de ellas es FOUGÈRE, propiamente dicha. Sería una fragancia que va a tener la estructura clásica de la familia de los helechos. En este caso decimos que es un perfume FOUGÈRE FOUGÈRE. Hay alguna escuela de perfumería que también la llama FOUGÈRE REAL aludiendo a la primera creación de Houbigant.
- FOUGÈRE FLORAL AMBARADO. En este caso, el acorde fougère se acompaña de una nota floral que deja paso a un fondo de ládano ambarado.
- FOUGÈRE AMBARADO SUAVE. Estas fragancias tienen la estructura de un fougère clásico pero el fondo es ambarado, suavemente realzado por notas avainilladas.
- FOUGÈRE ESPECIADA. Estas fragancias siguen una estructura fougère muy clásica en la base a la que se añade notas especiadas de salida, como el clavo o la pimienta.
- FOUGÈRE AROMÁTICA. En esta subfamilia la base fougère se presenta acompañada en la salida con notas cítricas (bergamota, cidra, …) y/o aromáticas (tomillo, artemisia, cilantro, romero…), incluso alguna especia atenuada.
- FOUGÈRE AFRUTADA. Estas fragancias tienen una base fougére clásica, pero se le añaden notas afrutadas perceptibles como el albaricoque, la frambuesa, el melón, la pera o la manzana verde.
Además del acorde de “helecho” que como hemos visto es una recreación subjetiva del perfumista, estos son algunos de los ingredientes habituales que podemos encontrar en un perfume FOUGÈRE:
BERGAMOTA:
La bergamota es un cítrico (Citrus bergamia), fruto del árbol bergamoto. Se cree que es un híbrido entre el limón y la naranja amarga. Su forma es muy similar a la pera, aunque de piel rugosa y con un interior dividido en gajos como la naranja o el limón.
Es un fruto muy exigente, solo prospera en climas templados. Es en las regiones cálidas del Mediterráneo donde se encuentran sus principales cultivos. Concretamente en Calabria, región del sur de Italia donde hay constancia del cultivo del primer bergamoto alrededor del año 1750, se genera entre el 90 y el 95% de la producción mundial.
La fragancia de la bergamota es inconfundible: cítrica, limpia, refrescante y refinada.
Su aceite esencial tiene carácter de perfume terminado, lo que no sucede con otros cítricos como el limón. Esto se debe a su composición. Además de limoneno, encontramos linanol y acetato de linalilo que tienen un desarrollo olfativo complejo y mayor tenacidad. Están presentes en un 60% en la composición de la bergamota.
El linanol da una sensación de flores frescas, recuerda al olor de la freesia, con reminiscencias frutales, como de zumo de uva verde.
El acetato de linalilo aporta el carácter típico de la bergamota, menos amargo y cítrico, pero no por ello menos fresco.
Su aceite esencial se extrae de la cáscara del fruto por el método de expresión en frío.
GERANIO
El geranio es una de las plantas más utilizadas en los patios y jardines españoles. No hay ventana andaluza que se precie, sin reja y sin geranio. Y más allá de su bonito carácter alegre y estético, el geranio reúne propiedades la mar de interesantes: su aceite esencial, según la aromaterapia, nos ayuda a mantener los pies en la tierra y la cabeza en el cielo. Ayuda a los más soñadores a ser realistas, y a los demasiado apegados a nuestro plano terrestre a volar y perseguir sus sueños.
El geranio de mejor calidad olfativa procede de la Isla de Reunión. Es el llamado “Geranio Bourbon”, que nos proporciona matices más verdes e intensos.
Su aceite esencial se obtiene de sus hojas normalmente por destilación al vapor.
LAVANDA
La lavanda es esa flor mítica en el mundo de la perfumería.
Una de las mejores cosechas de lavanda procede del Sur de Francia, de la región de Provenza, y en particular de los campos de Grasse. En los últimos años, se están obteniendo también unas cosechas de excelente aroma en Brihuega (Guadalajara).
La lavanda, es la esencia zen por excelencia. En aromaterapia se utiliza para calmar, relajar, armonizar y equilibrar. Es uno de los pocos aceites esenciales que podrían aplicarse puros directamente sobre la piel. Ayuda a calmar y a reparar. Por ello, es excelente poner unas gotas sobre la almohada si te cuesta conciliar el sueño. Particularmente útil usar sobre la almohada de tu habitación de hotel cuando viajas.
Antiguamente se colocaban saquitos de lavanda en los armarios para mantener la ropa limpia y a salvo de polillas u otros insectos.
Por sus connotaciones de olor “limpio”, se ha abusado del perfume de lavanda en productos de limpieza y desinfectantes. De ahí que se haya devaluado en los últimos años.
MUSGOS DE ENCINA Y DE ROBLE
Los musgos crecen en la cara norte de los “Quercus Ilex”, especie botánica a la que pertenecen robles y encinas. Con todo el tema de la desforestación y el cambio climático, hoy en día se considera especie protegida, y está prohibida su recolección de forma deliberada.
El aroma verde y húmedo del musgo está presente en las familias olfativas “Chipre” y “Fougère”. Aportan toques de frescor intenso. Combina muy bien con aromas amaderados.
LÁDANO
Es una resina pegajosa de color marrón, obtenida de los arbustos Cistus ladanifer y Cistus creticus.
Estas plantas, conocidas tradicionalmente como jaras o jaras pringosas, son nativas de la cuenca del Mediterráneo. Crecen con facilidad en suelos pobres y degradados.
Esta resina que recibe otros nombres como labdanum o labdano, se utilizaba como ingrediente para preparar incienso, para tratar resfriados, tos, problemas menstruales y reumatismo.
El método con el que se recogía antiguamente esta materia prima es poco usual. Se recolectaba peinando a las cabras y ovejas que se impregnaban con esta sustancia al pastar entre las ramas de las jaras.
España uno de los mayores productores a nivel mundial Esta resina se extrae hirviendo las hojas y ramas que se recolectan en su hábitat natural. El resultado es una masa perfumada de color negro o marrón oscuro.
Su absoluto se obtiene por extracción con solventes. Es espeso a temperatura ambiente, de color ámbar a verde oscuro.
Su olor es muy rico, complejo y persistente. Se asemeja al ámbar gris o al almizcle, animal, dulce y amaderado. Es un excelente fijador de fragancias.
Aporta gran sensualidad a las fragancias tanto masculinas como femeninas.
HABA TONKA
El haba tonka es una leguminosa aromática originaria de Centroamérica. Su nombre botánico es Dipteryx odorata
Además de haba tonka puede recibir otros nombres comunes como cumaruna, cumaru, cumbarú, sarrapia o tagua. El más común en perfumería es haba tonka.
La designación “haba” está clara por su similitud con la leguminosa común. Pero ¿por qué se llama tonka? Tonka es la lengua de los nativos de la Guayana Francesa y uno de los primeros lugares desde dónde se empieza a cultivar y exportar esta especia.
Su primer uso fue como aromatizante para el tabaco, pero pronto se convirtió en un ingrediente habitual de repostería y cosmética. El primer país occidental que comienza a utilizarla gastronómicamente es Francia.
Las semillas son alargadas y pueden medir hasta 3 o 4 centímetro de largo por 1 centímetro de ancho. Son de color negro o marrón y aspecto arrugado. La cosecha de haba tonka se suele recoger en el mes de mayo.
Cada árbol puede dar alrededor de 30 kg de fruto en cada cosecha. Para obtener 6 kilogramos de semillas (que es lo que utilizamos en perfumería) hay que recoger unos 300 kilos de fruto, cantidad que suele recoger un recolector experimentado al día.
Tanto la obtención del fruto natural como la síntesis de su aceite esencial son de bajo coste y mucho rendimiento.
Por ello la utilización de haba tonka como aditivo aromático está muy extendido, y podemos encontrarlo en diferentes productos: ambientadores, jabones, geles suavizantes y champús.
Cada semilla está recubierta de una capa jugosa que debe estar seca si vamos a elaborar o consumir. Para ello, se la deja secar al sol y después se la infusiona en alcohol de 65º durante todo un día. Se la saca de la infusión y se la vuelve a dejar secar al sol. Tras ese proceso, en la superficie de la semilla aparecen una especie de cristalitos blancos que son los que reciben el nombre de cumarinas.
La cumarina es una nota muy apreciada en perfumería. Tiene un aroma penetrante con distintos matices que evocan la vainilla, la almendra, la canela, el pistacho, la ciruela pasa, el clavo, el tabaco, las almendras verdes o incluso el olor a hierba fresca.
Puede aparecer en familias olfativas fougère, ambarada, chipre o gourmand.
Algunos de los perfumes icónicos que se suelen estudiar en las escuelas de perfumería como representativos de esta familia Fougère son:
- Heno de Pravia (1905)
- Brut de Faberge (1964)
- Cool Water de Davidoff (1988)
- Eternity de Calvin KleinCK (1988)
- Sauvage de Christian Dior
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